SAN BROCARDO, PRESBÍTERO

Su vidaSan Brocardo
          Los historiadores más antiguos de la Orden –Tomás Bradley, Juan Paleonidor, Arnoldo Bostio y otros más- traen la vida de San Brocardo, cuya autenticidad no podemos confirmar. Parece hubo de nacer alrededor de 1150. En cuanto a su origen, su mismo nombre teutónico (Burcard) hace sospechar que debajo de él se esconde, con mucha probabilidad, un franco germánico, desde luego no un oriental, sino un europeo como todos los demás ermitaños congregados bajo su obediencia en el Monte Carmelo.
          Tanto en lo físico como en lo moral nos lo presentan como adornado de muchas cualidades. De joven subió al Monte Carmelo, donde hacía poco moraban unos ermitaños venidos de Europa como cruzados para conquistar los Sagrados Lugares.
          Allí encontró al frente de aquella fervorosa comunidad a San Bertoldo de Malefaida, quien encauzó su espíritu por las vías de la oración, soledad y vida de mortificación. Muerto San Bertoldo, todos aquellos religiosos eligieron como su Prior a Brocardo, que pasaría así a ser el segundo General de la Orden.
          El nombre de Brocardo irá siempre unido a la Regla de San Alberto, que aún hoy observan todas las múltiples ramas masculinas y femeninas que viven el carisma del Carmelo. En el texto más antiguo de la Regla se dice: “Alberto, por la gracia de Dios, patriarca de la Iglesia de Jerusalén, a los amados hijos en Cristo, B. (rocardo) y demás eremitas, que moran bajo su obediencia junto a la fuente en el Monte Carmelo”.
          Esto parece indicar que la compilación de la Regla se deba a San Brocardo, quien presentaría el texto para que el patriarca San Alberto lo aprobara. Lo que interesaba a aquellos eremitas era tener una Regla aprobada por la autoridad de la Iglesia para que tuviera valor jurídico-legal. Por ello, Alberto les dice: “Porque me pedís que según vuestro propósito, os demos una fórmula de vida…”
          La epístola del Seudo Cirilo lo llama “varón perfecto” y Tomás Bradley “varón de elocuencia singular, instruido excelentemente, tanto en las letras griegas como latinas”. Murió por el 1220 y fue sepultado en el Monte Carmelo. Su culto se decretó en el Capítulo General de 1564. Su fiesta se celebraba en la Orden el 2 de septiembre.

Su espiritualidad
          Se le suele presentar, a veces, vestido con la capa barrada y el libro de la Regla en la mano. La rica espiritualidad que late en la llamada “Regla Albertina” y de la que parece fue Brocardo su autor, bastaría para inmortalizarle. En ella se nos retrata su espíritu y se nos manifiesta su rica espiritualidad. Nos descubre en ella un varón verdaderamente perfecto, digno de figurar al frente de la Orden en su nacimiento o fundación.
          En la sexta lección de su fiesta, se leía su hermoso testamento, que nos ha legado la tradición: “Hijos, Dios nos llamó con predilección a la Orden de los ermitaños y por don singular suyo somos llamados Hermanos de la Bienaventurada Virgen María. Ved, pues, no os arroguéis indignamente este nombre después de mi muerte. Permaneced constantes en el bien, aborreced las riquezas, despreciad el mundo y enderezad vuestra vida conforme a la de María y Elías”.

Su mensaje
          *Que nuestras vidas sean totalmente en obsequio de Jesucristo.
          *Que seamos amantes y fieles observantes de la Regla.
          *Que la oración y la meditación de la Palabra de Dios sea nuestro principal alimento.
          *Que ejerciendo las virtudes evangélicas, seamos testimonio para los demás.

Su oración
          Santifica, Señor, a tus siervos, pues al venerar al bienaventurado Brocardo, confesor, que vivió en el Monte Carmelo, te rogamos humildemente que, por sus méritos, libres nuestras vidas de toda adversidad. Amén.