BEATO ROMEO DE LUCCA, RELIGIOSO

Su vida
         No son muy seguras las noticias que de él han llegado hasta nosotros. Parece que nació en Italia, en la segunda mitad del siglo XIII, de padres muy cristianos. Desde pequeño sintió una inclinación muy profunda hacia las peregrinaciones a santuarios famosos, devoción en boga en su tiempo.Romeo de Lucca
         Deseoso de mayor perfección y de una vida estable en el servicio del Señor, pidió ser admitido en la Orden del Carmen en calidad de hermano de obediencia. Como ya era granado en edad, se entregó de lleno a vivir su vocación. Pasaba el día entre los trabajos que le mandaba la obediencia, la oración y la maceración de su cuerpo. Era el ejemplo de cuantos le contemplaban, sobre todo por su gran humildad.
         Con permiso de sus superiores, y en compañía de otro carmelita –San Avertano, hoy santo canonizado, cuya fiesta celebraba la Orden el 25 de febrero- hizo grandes romerías a todos los santuarios más famosos de su tiempo. Parece ser que su nombre de bautismo y de religioso carmelita era Enrique, pero que muy pronto, por las muchas romerías en las que participó, el pueblo empezó a llamarle Romeo, con cuyo nombre sería ya siempre conocido.
         El Catálogo de los Santos, escrito a finales del siglo XIV, habla del beato Romeo y lo coloca en relación estrecha con San Avertano durante la vida y después de muerto, porque fue colocado su cuerpo en el mismo sepulcro que el de San Avertano.
         A finales del siglo XIV, el obispo de Lucca, Juan III, mandó colocar su cuero dentro del sepulcro de San Avertano, carmelita. Siempre correrían la misma suerte. Algún calendario carmelita coloca la fiesta de San Enrique el 17 de enero y no el 4 de marzo, que sería la fecha de su muerte y el día que lo conmemoraba la Orden del Carmen hasta la última reforma litúrgica.
         El papa Gregorio XVI, el 29 de abril de 1842, ratificaba el decreto de culto inmemorial otorgado a nuestro beato Romeo.

Su espiritualidad
         El papa Juan Pablo II repetidas veces, pero sobre todo en su Encíclica Redemptoris Mater, habla de la espiritualidad y mística de los santuarios. Son “antorchas permanentes de la Buena Nueva y evocadores de la presencia de lo invisible”.
         Nuestro beato vivió de un modo especial y se enriqueció en esta escuela de espiritualidad. Fue asimismo modelo de una virtud que jamás envejece y que hoy igual que ayer, es el cimiento de todas las demás y la que verdaderamente arrastra hacia el bien: la humildad.
         También la oración y su amor a María fueron notas distintivas del beato Romeo a lo largo de toda su vida.

Su mensaje
         *Que seamos capaces de dejar todo por seguir a Dios que nos llama.
         *Que a imitación del Maestro, estemos siempre dispuestos a servir a los demás.
         *Que procuremos buscar a Dios hasta encontrarlo.
         *Que luchemos con denuedo por alcanzar la fraternidad universal.

Su oración
         Oh Dios, que condujiste al beato Romeo en compañía de tu siervo Avertano, peregrinos por los caminos de la justicia, concédenos que, fortalecidos pro su poderoso auxilio, lleguemos hasta la patria celestial. Amén.