SANTA TERESA MARGARITA REDI, VIRGEN

Su vida
         Nació en Arezzo (Italia) de noble familia, el 15.7.1747. Se llamó Ana María. Fue alma contemplativa desde muy pequeñita. Con frecuencia se quedaba ensimismada y preguntaba: “Decidme, ¿quién es ese Dios?” Atraída por el lema de San Juan: “Dios es amor” (1 Jn 4,16) el 1.9.1764 ingresó en el Carmelo de Florencia y el 11.3.1765 vistió el hábito, tomando el nombre de Teresa Margarita del Sagrado Corazón de Jesús.Teresa Margarita Redi
         Durante toda su vida vivió el lema: “Escondida con Cristo en Dios”. más que maestra fue un continuo y magnífico testimonio de vida espiritual. Fue el apóstol del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen del Carmen, a la que amó entrañablemente. Su lema, como fiel heredera del espíritu del Carmelo, era “Padecer y callar”, y había tomado como pauta de su vida “vivir escondida con Cristo en Dios”.
         Según uno de sus biógrafos, pertenece “a la progenie espiritual sanjuanista más pura. La llama oscura del amor infuso que la abrasa y la consume, ilumina y dirige toda la vida, haciéndole tocar las cumbres de la vida trinitaria, desde donde se abre al más ardiente apostolado contemplativo”.
         Fue también una gran mística y para llegar a serlo, usó sobre todo de dos medios: una dura ascesis e intensa caridad fraterna. Asimiló perfectamente las enseñanzas de Santa Margarita de Alacoque sobre el Sagrado Corazón y las vivió de modo muy personal hasta llegar a la intimidad con la Santísima Trinidad. Supo cubrir con las cenizas de la santa humildad sus dotes naturales: Nobleza, cultura e inteligencia, y conservar en el más profundo silencio, las gracias que recibía de Dios, disimulando continuamente todo acto de virtud.
         A los 23 años una peritonitis truncó su vida. Era el 7.3.1770 cuando expiró “inclinada la cabeza y abrazada modestamente a su querido crucifijo”. El papa Pío XI la beatificó el 9.6.1929 y la canonizó el 12.3.1934. Su fiesta es el 1 de septiembre.

Su espiritualidad
         Los rasgos de su espiritualidad, además de los ya enunciados en lo que precede, fueron estos: pureza angélica, sencillez, amor inmolado al Sagrado Corazón de Jesús y manera peculiar de utilizar la dirección espiritual. Todo para matizar el tema central: el amor en una vida escondida según el ideal contemplativo del Carmelo, donde encontró el mejor clima para su alma, hecha toda para amar, y donde consiguió encumbrarse en breve hasta la más soberana santidad, fundidos sus anhelos con los sistemas seculares de la Orden.
         El mensaje que nos trae esta santa es de actualidad y de universalidad. Pío XI dijo de ella: “Esta corta vida es toda una emulación para cuanto hay de bello, de más elevado y de más sublime, esa ansiedad, ese arranque hacia horizontes tan esplendorosos, nos brinda al mismo tiempo con otra visión: la de unos modales y seriedad angelicales, de una sencillez indescriptible, de una envidiable ignorancia de sí misma y de la propia grandeza”.
         El mismo pontífice manifestó su deseo de que esta joven tan delicadamente servicial y humilde en el Carmelo, sirva de modelo y de estímulo a las generaciones modernas en unos momentos en que el mundo se manifiesta tan absorbido y distraído por las codicias terrenales, en que tantas almas pierden el sentimiento de las cosas espirituales.
         Pío XII dijo de ella: “Santa Margarita, ardiendo de amor divino, apareció como vida más de ángel que de criatura humana, siendo ayuda de muchas almas para la consecución de la virtud”. Su tierna y filial devoción al Sagrado Corazón y a la Virgen María llenaron toda su existencia.

Su mensaje
         *Que sepamos valorar la vida de oración y soledad.
         *Que el Dios que es amor encienda nuestros corazones.
         *Que sea nuestro lema: “Amar, sufrir y callar” por Jesucristo.
         *Que ninguna prueba u obstáculo nos separen del amor a Jesucristo.

Su oración
         Señor Padre Santo, que concediste a Santa Teresa Margarita obtener del corazón del Salvador tesoros de humildad y caridad, concédenos por su intercesión, que jamás nos separemos del amor de Jesucristo. Amén.